Cada vez es más frecuente que los pacientes que acuden a visitarnos nos hagan la siguiente pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre un psicólogo y un neuropsicólogo? La confusión es normal, ya que ambos trabajan con personas, emociones y conducta. En este post resolveremos esta duda, abordando los matices clave que los distinguen. Entender estas diferencias puede ayudarte a encontrar el apoyo que necesitas.
Psicólogo: el acompañante en el viaje emocional
Los psicólogos son expertos en interpretar cómo pensamos, sentimos y actuamos en nuestro día a día. Su trabajo consiste en ayudar a las personas a entender qué pasa por dentro, poner nombre a sus emociones y proporcionar herramientas para lograr una mejor gestión.
A modo de metáfora, imaginemos que la mente es como un jardín. El psicólogo ayuda a identificar las “malas hierbas” que brotan, como pensamientos intrusivos, miedos o hábitos poco saludables. De igual manera, se encarga de sembrar nuevas semillas, como hábitos de autocuidado o estrategias de afrontamiento del estrés. Para mantener este equilibrio, interviene en el fortalecimiento de la autoestima, las relaciones y el bienestar.
Entre los motivos principales por los que las personas acuden al psicólogo están la ansiedad, la depresión, el estrés laboral, los conflictos de pareja o familiares, problemas para controlar los impulsos o la sensación de pérdida de rumbo o sentido de vida. Si te identificas con alguna de estas situaciones, este es el profesional adecuado para brindarte ayuda.
Neuropsicólogo: el detective del cerebro
Un neuropsicólogo comparte la misma base teórica que el psicólogo, pero da un paso más. Se especializa en cómo influye el cerebro en procesos como la memoria, la atención, el lenguaje o la forma en la que nos comportamos.
Siguiendo la metáfora del jardín, el neuropsicólogo no mira solo las plantas. También observa las raíces, la tierra y el sistema de riego. Busca entender si los problemas que surgen están relacionados con un cambio en el funcionamiento del cerebro.
Este profesional interviene en casos como dificultades de memoria en personas mayores; problemas de atención en niños, adolescentes o adultos; recuperaciones tras accidentes cerebrovasculares (ictus), traumatismos craneoencefálicos o cirugías cerebrales; y en enfermedades neurológicas como Parkinson, epilepsia o esclerosis múltiple.
El proceso comienza con una evaluación neuropsicológica, un conjunto de pruebas que determinan el estado de memoria, lenguaje o razonamiento, entre otros. A partir de los resultados se diseña un plan de estimulación o rehabilitación cognitiva en las áreas que más apoyo necesiten.
Trabajo en conjunto para el bienestar integral
Estos profesionales no son independientes ni compiten entre ellos, sino que se complementan. Por ejemplo, un paciente puede acudir al psicólogo por problemas de memoria que parecen derivados de la ansiedad. Si durante las sesiones se sospecha de un origen neurológico, el psicólogo lo derivará al neuropsicólogo. El proceso también puede ser inverso, descartando una demencia para atribuir los síntomas a una causa emocional.
Además, ambos colaboran con médicos, psiquiatras, logopedas y terapeutas ocupacionales, ofreciendo una atención integral y favoreciendo el bienestar global del paciente.
Psicólogo o neuropsicólogo: ¿a quién acudir?
En resumen, el psicólogo cuida del bienestar emocional, por lo que si tu principal dificultad radica en emociones (ansiedad, tristeza, miedo…), es la mejor opción. Por su parte, el neuropsicólogo analiza las funciones del cerebro y cómo la mente utiliza y optimiza dichas funciones (atención, memoria, lenguaje). Si has notado cambios en estas áreas o has sufrido una lesión cerebral, es conveniente solicitar una valoración neuropsicológica.
Ambos persiguen el mismo objetivo: que vuelvas a sentirte tú mismo, con recursos para afrontar la vida cotidiana. Lo más importante es no quedarse con la duda; pedir una primera cita puede ayudarte a dar el siguiente paso.
Tabla comparativa: psicólogo vs neuropsicólogo
| Características | Psicólogo | Neuropsicólogo |
|---|---|---|
| Enfoque principal | Bienestar emocional y conductual | Funciones cognitivas y relación cerebro-conducta |
| Objetivo | Mejorar emociones, pensamientos y conductas | Identificar alteraciones cognitivas y mejorar el funcionamiento cerebral |
| Problemas frecuentes | Ansiedad, depresión, estrés, conflictos familiares, autoestima | Pérdida de memoria, dificultades de atención, lenguaje, trastornos neurológicos, lesiones cerebrales |
| Herramientas de trabajo | Terapia psicológica, entrevistas, cuestionarios | Evaluaciones neuropsicológicas, pruebas cognitivas, programas de rehabilitación |
«Juntos ayudan a cuidar mente y cerebro»
Atención profesional en Suama Salud
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