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¿Cómo podemos prevenir el riesgo de caídas en mayores?

¿Cómo podemos prevenir el riesgo de caídas en mayores?
El riesgo de caída aumenta a medida que una persona se acerca a la tercera edad: una de cada cuatro personas mayores de 65 años se cae cada año. Actualmente, debido al aumento de la longevidad de la población, el número de caídas también se ha visto incrementado. Estas caídas ocasionan lesiones y enfermedades asociadas, lo que a su vez conduce a un aumento en la dependencia de las personas afectadas.
Así mismo, el temor a caerse se vuelve más frecuente cuanto mayor es el individuo, causando una disminución significativa en los niveles de actividad física de dichos individuos.
Entre las principales causas de caídas en los adultos mayores se incluyen:
- Declive en las capacidades visuales, auditivas y de reflejos: La disminución de la vista, audición y reflejos juega un papel crucial en la susceptibilidad a las caídas.
- Enfermedades que afectan los vasos sanguíneos: Condiciones médicas como la diabetes, enfermedades cardíacas y problemas de tiroides pueden aumentar el riesgo de caídas al producir lesiones en los vasos sanguíneos.
- Incontinencia urinaria: La necesidad constante de utilizar el baño puede contribuir a las caídas, ya que aumenta la urgencia de movimiento.
- Deterioro cognitivo y demencia: La presencia de deterioro cognitivo o demencia puede influir en la percepción del entorno y en la capacidad de evitar situaciones peligrosas.
- Debilidad muscular y baja presión arterial: La debilidad muscular y una presión arterial baja pueden debilitar la estabilidad y el equilibrio, aumentando la probabilidad de caídas.
- Consumo de medicamentos inductores de somnolencia: Algunos medicamentos pueden causar somnolencia, lo que afecta la atención y la coordinación, aumentando el riesgo de caídas.
Si se abordan estas causas de manera proactiva, es posible reducir significativamente el riesgo de caídas en los adultos mayores.
A continuación, se muestran algunas de las medidas para reducir los riesgos y promover la independencia:
Ejercicio Regular: La actividad física regular ayuda a mantener la fuerza muscular, el equilibrio y la flexibilidad. Los programas de ejercicio realizados por un fisioterapeuta tratan de combatir las caídas mediante el incremento de la fuerza, equilibrio, coordinación, capacidad aeróbica y reeducación de la marcha.
Adaptación del hogar: Realizar modificaciones en el hogar puede ser crucial:
- Mantener una correcta iluminación: situar los interruptores de forma que su acceso sea lo más fácil posible. Además, es recomendable el uso de luces nocturnas en los pasillos para facilitar la orientación durante la noche.
- Eliminar obstáculos: mantener el suelo libre de cables, juguetes u otros objetos que puedan provocar tropiezos. El uso de alfombras suele ocasionar tropiezos, es recomendable retirarlas o colocar superficies antideslizantes en su lugar.
- Colocar pasamanos en las escaleras y pasillos así como barras de apoyo en los baños.
- Sustituir los suelos resbaladizos de la casa por baldosas rugosas o antideslizantes.
- Uso de un mobiliario adecuado: evitar muebles en los que sea difícil sentarse o levantarse, con esquinas puntiagudas o propensos a volcarse.
- Dispositivos de emergencia: es importante disponer de un teléfono u otro dispositivo de emergencia al cual poder recurrir en caso de caída para poder recibir la ayuda necesaria.
- Adaptar las escaleras: colocación de pasamanos y retirada de objetos que entorpezcan el paso. Para aumentar la seguridad se pueden colocar luces o pegatinas antideslizantes en estos.
Revisiones médicas: importancia de identificar problemas de visión, audición o efectos sedantes causados por los medicamentos que aumenten el riesgo de caídas.
Uso de bastones o andador: En caso de que sea necesario, utilizar bastón o un andador puede ser beneficioso. No obstante, es importante recibir una educación acerca de su buen uso, ya que el uso incorrecto de los mismos aumenta el riesgo de caída y, por lo tanto, de lesión.
Mantener una alimentación y un sueño saludable: Necesario para una buena salud tanto mental como física. Una dieta equilibrada contribuye a la salud ósea y muscular. Por otro lado, mantener una rutina regular de sueño no solo permite el descanso físico, sino que también tiene un impacto significativo en la función
cognitiva, la concentración y la capacidad de mantenerse alerta durante el día.
Participación social: Las conversaciones, las actividades compartidas y el contacto con amigos y familiares ayudan a reducir el riesgo de aislamiento y soledad, dos factores que pueden contribuir a problemas de salud mental y a la disminución de la calidad de vida. Participar en actividades sociales también estimula el cerebro, manteniendo la mente activa y fomentando la agudeza cognitiva.
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