Evaluamos los procesos cognitivos, emocionales y conductuales del paciente para ofrecer un diagnóstico preciso. A través de nuestras evaluaciones, podemos detectar el deterioro cognitivo en etapas tempranas, valorar los efectos de cirugías en casos de epilepsia, hidrocefalia o tumores, así como la toxicidad de ciertos tratamientos farmacológicos. También elaboramos informes periciales en casos de incapacidad o accidentes, y diseñamos programas de rehabilitación neuropsicológica para recuperar funciones cognitivas afectadas tras daño cerebral adquirido.
En nuestra clínica, comenzamos con una evaluación detallada de las funciones superiores afectadas (como el habla, lenguaje, memoria, atención, y percepción), mediante una entrevista inicial. A partir de este diagnóstico, establecemos objetivos terapéuticos consensuados y personalizados, ajustando el tratamiento cognitivo a las necesidades particulares de cada paciente, su patología y sus circunstancias personales.
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